Saturday 26 December 2015

Risas navideñas contra el reflejo generacional

Sin duda para esto de los premios, los guionistas tienen más idea y mayor criterio que el resto de elenco a la hora de conceder premios, o de nominar, que a veces es ya un premio. Me encanta por eso ver en la lista de nominaciones a los  WGA Awards 2016 que conceden los guionistas americanos a "bloodline" como mejor serie novel, a mi idolatrada "the americans" en mejor drama y a "Broad  city" a mejor comedia. Me encantan las tres y las tres son política y a veces agresivamente incorrectas

A "Broad city" me asomé por casualidad y continué con ella por convicción. Evidentemente es una serie que jamás aparecerá en una televisión general, porque es vulgar, cínica, dañina, directa y muy, muy humana, en el sentido de que es real. Tan real que es hilarante en ocasiones y trágica en otras muchas. 



Como si fuera el reverso tenebroso de “Girls”, la serie muestra la vida de dos veinteañeras en NY. Pero al contrario que la 1º, a estas sí se les ve pasando las penurias de unas asalariadas que malviven con subempleos, con problemas de autoestima e identidad pero que los afrontan con un positivismo a veces irreal. Las dos protagonistas oscilan entre la vulgaridad y el descontrol pero sin olvidar nunca un sentido del humor que te deja una sonrisa siempre en el rostro. Se puede decir que es una serie, además de real, muy optimista a pesar de los pesares.

Esta excelente serie nos empuja a veces a un surrealismo mágico de la mano de las protagonistas y sus desternillantes compañeros, a través de sus drogas, su precariedad y sus aventuras, a veces más propias de los Simpson que de una comedia de situación. 

Y aunque odio profundamente expresiones como “reflejo generacional”, sin duda esta se puede acoplar muchísimo mejor a “broad city” que a “You are the worst”, algo más edulcorada, más limpia y menos controvertida.

“You are the worst” es otra comedia que acaba de terminar su 2º temporada y a la que acaban de lloverle las nominaciones a los critics' choice. Alguna, como la de las actrices me parecen un poco excesivas.  Es cierto además que, sin dejar de ser divertida, ha virado levemente al entrar en varias fases en el drama más total con una protagonista imbuida en una profunda depresión. Y eso preveo que le ha dado bastantes puntos.

Para quienes no sepan de qué va, se centra básicamente en la relación de dos personas egoístas, mezquinas, antagónicas y dañinas (tóxicas dicen en todas las sinopsis). Y aunque, como los polos iguales, parece que la lógica sería la repulsión de ambos, acaban formando una pareja divertida, extravagante y que conduce a conclusiones muy divertidas. Además los secundarios, mayormente el compañero de piso de él y la amiga de ella, además de un peso importante, son un complemento perfecto.



Me gustaría destacar los primeros capítulos de la ultima temporada, geniales en reflejar cómo esta pareja de atormentados y vividores tratan de huir del convencionalismo a base de perico y vodka. Y por supuesto el capítulo donde el protagonista……trata de relajar la depresión de su novia llevándola a un pasaje del terror. Es absolutamente maravilloso y te salta la lagrimas de risa.

Por tanto, si queréis sobrellevar un poco estas navidades, repletas de suegros listillos, cuñados sobrados, sobrinos maleducados o padres tostones, podéis meterle mano a estas comedias o asaltar, si no, impunemente el mueble bar de tu abuelo.






Friday 11 December 2015

Plata o plomo

“Ustedes puedes aceptar mi negocio o aceptar las consecuencias. Plata o plomo”

Aprovechando la acertada nominación a los globos de oro como mejor serie de "Narcos"  y la no tan justa ni comprensible de Wagner Moura a mejor actor (luego explicaré mis razones), me he decidido a hacer un pequeño post sobre la misma, aunque hace ya varios meses que la vi y ya se han escritos largos artículos sobre ella.

Cuando leí que se preparaba el enésimo intento de retratar la vida de Pablo Escobar, me vino a la mente la serie “Entourage” y el fallido intento de Vince Chase de hacer “Medellin” y que le dejó en la ruina. Como aquella, la mayoría de los intentos de reproducir la historia del más poderoso y sanguinario narcotraficante han sido un tremendo desastre, tanto por las interpretaciones como por los actores (incluido Cliff Curtis -que ahora deambula por “fear the walking dead”- que en la peli “blow” era bastante lastimoso)

Sin embargo este nuevo intento da de lleno en el clavo. "Narcos" es una serie tremenda que penetra y profundiza con maestría en la biografía de Pablo Escobar, treinta años después de su muerte, y del truculento cartel de Medellín, una organización de dividió en dos Colombia, entre los que pensaban que Escobar era un hombre del pueblo y los que le veían únicamente como un capo brutal. Ellos situaron Colombia como el epicentro de la violencia y la desolación, imprimiendo un sentimiento de ausencia de futuro que subyace en cada minuto de la serie y de la que probablemente, aun hoy, se sigue resintiendo el país. Seguramente, esa vuelta al pasado, levantará más ampollas en los colombianos que el acento imperfecto de los protagonistas.



Sobre la calidad de la serie mucho tiene que ver Wagner Moura, un talento interpretativo que se atreve con el español a pesar de ser brasileño. Él es el alma, el motor y la cabeza de reparto. Contenido pero a la vez intenso, transmite magistralmente el encumbramiento y la personalidad de Pablo Escobar. Sin embargo y a pesar de la valentía de Moura, se nota demasiado su acento brasileño, o mejor dicho su no acento Colombiano. Tal vez a los americanos que verán subtitulada la serie, se les pase por alto, pero para un hispanohablante es tan evidente, tan chocante y tan artificial que le hace perder muchos puntos. Esa razón debería ser suficiente para no haberle nominado a los Globos de oro.

Podemos ver tambien a Pedro Pascal (Oberyn Martell en GOT y habitual de “the good wife”) encarnando a Javier Peña, en un papel muy superior al de su compañero Boyd Holbrook como Steve Murphy (y que ya vimos, más acertadamente en Hatfields & McCoys)


La serie viene de la mano de José Padilha, productor y creador de "Tropa de élite", esa película bestial que tenía a Moura como protagonista en el papel del explosivo y salvaje Capitán Nascimento del BOPE (la escena de la cura de sueño con la definición de estrategia, es celebre). Padilha sabe representar la globalización que supuso la expansión de la coca con un elenco de actores de diferentes nacionalidades: americanos, brasileños, colombianos o mejicanos. El resultado es realmente único.

¿Pero que tiene el personaje de Pablo Escobar que levanta tantas expectación? No se puede decir que sea admiración ni desprecio, sino una necesidad de indagar en este antihéroe que sembró de muerte y miedo Colombia y de coca Estados Unidos. Creo que lo que llama la atención es el ascenso de un hombre que quería ser el mas importante de su país pero que eligió el camino mas sucio y despreciable. Y lamentablemente en esta sociedad, nos preocupa bien poco el medio y sí el fin logrado. Escobar, amante de su gente y de su tierra, pensó que construyendo viviendas sociales y repartiendo pesos conseguiría tapar sus asesinatos, su dictadura sanguinaria.

Desde el primer capítulo cuando les dice a los militares en el puente aquello de "plata o plomo", hasta las últimas escenas en “la catedral”, la mirada de Moura encarnado en el mas salvaje de los hombres sobre la tierra trasmite una potencia abrumadora. Casi tanto como sus sonrisas ladinas y sus silencios atronadores.

En mi opinión la gran baza de Narcos es estar apoyado en un excelente guion, en la mezcla de imagines reales que imprimen peso y consistencia a la historia y un montaje más que acertado. La forma de narrarlo desde el punto de vista americano, con la voz en Off de un agente de la DEA en Colombia imprime el carácter de un relato descarnado, mas brutal en tanto que no viene de la mano de un Colombiano. Me recuerda mucho, nuevamente, a la voz en Off de "blow" y que sin duda ayudaba a seguir la historia más apasionadamente.


Al parecer "Narcos” quiere hacer un recorrido por diferentes organizaciones hasta acabar en la actualidad en Mexico. De momento ha sido renovada para una segunda temporada, en la que se hace cargo el showrunner Adam Fierro, responsable de las últimas 4 o 5 temporadas de “the shield”. Desde luego nos garantiza un buen puñado de violencia para la próxima entrega.

De momento hay que dejarse recrear por una parte de la historia del final de siglo, narrada con detalle y precisión y que no dejará indiferente a nadie que la vea.



Thursday 3 December 2015

The Leftovers: esa maravilla demencial

Los especialistas hablan de reinas negras de la televisión y a todos se les llena la boca hablando de Viola Davis, una actriz maravillosa que me parece artificial, histriónica y desmedida en “how to get away with a murder” (premios inmerecidos aparte). Tal vez arrastrada por la asquerosa vulgaridad de la serie, ella sobresale por su calidad y por la rueda de marketing impulsada por Shonda Rhimes.

Pero a mí Regina King sí me parece una digna candidata a reina. Yo la conocí en "Southland", aquella espectacular serie de policías que siempre ha pasado un poco de puntilla por desgracias y en la que ella capitalizaba gran parte del talento (que era mucho) http://breakingmen.blogspot.com.es/2013/11/una-de-polis-y-cacos-dificil-mejorar.html

Antes había trabajado en "Ray", con unas críticas fabulosas. Pero el reconocimiento le vino este mismo año con su Emmy por “American crime”, otra serie imprescindible donde ella realmente borda el papel de hermana activista y comprometida con la libertad de su hermano encarcelado por motivos raciales. Sus conversaciones en la cárcel y esos ojos magnéticos son suficientes para justificar la serie.



Ahora la estamos disfrutando en "The Leftovers", ensamblada en un reparto sobresaliente y ya consolidado al que dota aun de más valor. Aquí hace el papel de madre de una desaparecida en un pueblo donde no había desaparecido nadie, y esa mezcla de agresividad, mesura y valentía que imprime a sus personajes, encaja a la perfección en esta serie ciclotímica y genial.

Porque "The Leftovers" es una serie que te deja al borde del precipicio semana tras semana. Sin excepción esta vez. Si aceptas la maraña en la que te enreda, mezcla de locura, subrealismo y unos personajes maravillosamente desarrollados y complejos, la serie te expone a una hipersensibilidad a escala industrial. Todas las historias importan, todas convergen y tienen sentido y todas están dotadas de una carga de emotividad extrema. Y juega con el tiempo, los personajes y los sentimientos como un niño con un mecano, pero con un sentido global.

La segunda temporada no se dedica tanto a la pregunta de qué ha sido del 2% de la población mundial desaparecida sin explicación ni razón aparente, sino más bien a ¿Qué ocurre si esto vuelve a suceder? Y esa es la principal razón por la que la historia se traslada a Jarden, la mayor de las poblaciones (en torno a 10 mil personas) donde no desapareció nadie.

Hasta allí viajan Kevin Garvey (un nuevamente estupendo Justin Theroux), su pareja Nora Jamison y el pastor Matt Jamison (Christopher Eccleston), el hermano predicador con sus familias, y allí encuentran a un enigmático bombero que se dedica a hacer la justicia por su cuenta, quemando casas para sofocar los incendios más tarde y forzando a la gente que no considera apta a abandonar el pueblo. 

 

La temporada se focaliza en gran medida, enlazando con la anterior en los problemas psiquiátricos del protagonista, que por una parte le hacen aparecer en sitios sin saber cómo ni porqué ha llegado allí y por otra parte padece una esquizofrenia que le hace ver gente ya desaparecida que le van dictando los siguientes pasos en su vida. Pero, con acierto, no olvidan otras historias que no nos dejan para nada indiferentes, como el personaje tremendo y despiadado de Liv Tyler (la escena del autobús escolar y la granada, se sale) o la ex-esposa de Garvey, ya fuera de la secta y tratando de abrir los ojos a un mundo lleno de ciegos.

Sin dejar de lado alguna de las cosas buenas de la temporada pasada, como esa música inquietante y esperanzadora, añade además ese punto de intriga que no le viene nada mal, una capacidad adquirida por el creador en “lost” de dejarnos al borde del asombro cada semana, y una magnifica dosificación semanal de las diferentes vías argumentales  para que no descubramos nada relevante hasta que ellos quieran, creando la adecuada pausa entre capítulos.

Y aunque parece difícil decantarte por un capítulo sobre otro, el capítulo donde Eccleston es protagonista y su relación con su mujer incapacitada, o el capitulo "asesino internacional", donde el protagonista está metido en una especie de sueño de la muerte, son simplemente gloriosos, unas obras de arte  tan redondas y demenciales como el resto de la temporada.


Una serie mayúscula, muy HBO: atrevida y arriesgada, mas guiada por la calidad que por la audiencia, con unas actuaciones superlativas, y que a los conversos como yo, nos deja cada semana con el corazón encogido y la boca seca.




Tuesday 24 November 2015

Cuando Michael Gambon no es suficiente

Hay actores a los que te encuentras de repente, inesperadamente en el mismo momento aunque en series diferentes. En televisión se da muy a menudo. A mí me parece estupendo: te sirve para comprobar si el actor es capaz de pasar de un registro a otro y ayuda a comparar actuaciones.

Me ha pasado con Michael Gambon, un monstruo de la interpretación al que lamentablemente las nuevas generaciones únicamente recordarán por interpretar a Albus Dumbledore en la saga de Harry Potter. Yo tuve el gusto de verle en "Fortitude" y en "The casual Vacancy" en el transcurso de una semana de este verano ya olvidado.

“The casual Vacancy” (y enlazo aquí con Harry Potter), fue la primera novela para adultos de J. K. Rowling, y sin haber leído el libro, la miniserie que se ha gestado a partir del mismo tiene mas oscuros que claros. Me vale como una serie costumbrista y casi de situación, donde los personajes se van enlazando y relacionando sin aparente orden para, como suele ocurrir, acaban confluyendo en un relato común.

En este caso, la trama es tan sencilla como constatar en cómo afecta en un pueblo y sobre todo en las decisiones de su órgano gestor, la muerte de uno de sus miembros. Pero  sobre todo cuanta energía y mala leche se puede gastar en influir en la decisión de quién debe reemplazar dicha baja inesperada y con ello provocar giros en la gestión municipal (concretamente si se debe sustituir un centro cultural por un balneario mucho más lucrativo aunque con menos beneficios sociales para los jóvenes del pueblo)





Sobresale Michael Gambon, como alma mater del pueblo, empresario sin escrúpulos y facilitador de todo tipo de tejemanejes a fin de llegar a sus objetivos. Sin embargo el resto de elenco no llega ni por asomo a su talla y carecen completamente de talento. La historia, aunque entretenida, no aporta casi nada nuevo a las 250 series británicas anuales, muchas de ellas bastante mejores, que se mezclan en la parrilla de UK.


“Fortitude” por su parte tiene mucho más nombre y trabajo de marketing detrás que valor real. Sobre todo la serie se vuelve aburrida, previsible y sin sentido, mezclando momentos realmente interesantes con otros más que superfluos y de relleno.

Nos muestra el pueblo noruego de Fortitude, donde se mezcla un crisol de razas y nacionalidades, a fin de llevar a cabo investigaciones en un glaciar, y los acontecimientos que se producen allí: el esclarecimiento de la muerte de un antiguo investigador y una extraña muerte producida sin causas aparentes. Y aunque la primera de las tramas tiene mucha más chicha que morder, la 2º es la que soporta la mayor parte del tiempo de metraje, cuando, además, parece obvio el resultado desde el primer minuto.



Sin embargo el mayor pecado de la serie es no saber aprovechar el talento de varios de sus actores. Concretamente Michael Gambon aparece en contadas ocasiones en un papel muy por debajo de sus posibilidades. Probablemente se debe a las mismas razones que le han llevado a anunciar su retirada de los escenarios: las pérdidas de memoria y su incapacidad de aprenderse guiones largos. De todas formas parece imposible que no se pudiera haber exprimido mucho más su personaje.

Lo mismo se puede decir del papel de Christopher Eccleston, ese Dr. Who que nos convenció con fantásticas actuaciones en “the leftover” (esta 2º temporada más si cabe) o “the shadow line”. Sale demasiado pronto de la serie y no nos permiten verle interactuar con prácticamente ninguno de los personajes

En cambio sí podemos ver en todo su esplendor a Stanley Tucci un magnifico secundario que no necesita estridencias para ser efectivo y creíble en la pantalla (véase si no “la solución final” o “Margin call”). En esta hace de detective enviado desde el continente para resolver los casos pendientes en Fortitude.


En fin, que la falta de brillantez del guion, una duración claramente excesiva y el escaso criterio a la hora de gestionar las historias y el factor humano la convierten en una serie prescindible y hasta evitable.




Friday 13 November 2015

Downton Abbey: Cuando una serie se va... algo se muere en el alma


Si bien no tengo mucho tiempo para ver todas las series que me gustaría, cuando me engancho a alguna soy extremadamente fiel a ellas, y cuando terminan siento una punzada que tarda en desaparecer. El año pasado me pasó con “Breaking Bad”, y este año la acusé en gran medida tras el final de “Mad Men” y mi añorado Don Draper.
Esta semana volví a sentir lo mismo tras ver el último capítulo de “Downton Abbey”, aunque me quede el consuelo del capítulo especial de Navidad para digerir mejor la pérdida. Han sido 55 capítulos y seis especiales navideños a lo largo de seis temporadas que han relatado las vivencias de la familia Crawley, condes de Grantham entre 1912 y 1925, años que significaron grandes cambios dentro del la tradicional y rígida sociedad británica.


La serie es un folletín de los de toda la vida, centrándose en las vidas de los numerosos personajes que componen la aristocrática familia y su servidumbre (como ya lo había hecho la misma televisión británica ITV en los años setenta con la mítica “Arriba y abajo”), y sobre todo en los grandes cambios que se vislumbran en las primeras décadas del siglo XX. El creador y guionista de todos los episodios es Julian Fellowes, ganador del óscar por el guión de “Gosford Park” en 2002, película que anticipa en gran medida a “Downton Abbey”.


Sobra decir que la ambientación, dirección artística y fotografía son sobresalientes, como en todo serie británica de calidad que se precie, recordándonos a menudo a la espléndida “Retorno a Brideshead”. Llama la atención lo bien engarzadas y montadas que están todas las historias que aparecen en cada episodios, con escenas bastante breves que aportan un ritmo muy alegre a cada uno de ellos (al contrario de lo que sucede en nuestro icono “Juego de Tronos”, con escenas mucho más largas, e historias más compartimentadas). Los problemas se suceden en cada episodio y se resuelven con la misma agilidad.

Las seis temporadas son muy entretenidas y no decaen en ningún momento, con idas, venidas y apariciones de nuevos personajes que mantienen nuestro interés. La única historia que se hace cansina son las tribulaciones de Anna y el Señor Bates, haciéndose interminable su historial de desgracias, problemas con la justicia, de salud... que nos llegan a desesperar, faltando sólo que aparezca un hombre de color y les sodomice, cosa que por cierto no le vendría mal a la frívola de Lady Mary, que a lo largo de toda la serie mantiene en vilo con sus dimes y diretes en cuanto a amoríos, a todo el personal masculino del condado de Yorkshire y sus alrededores.

El reparto por supuesto es impecable y soberbio (imprescindible apreciar el impecable inglés en versión original) con intérpretes de gran calidad, destacando la americana Elizabeth McGovern (inolvidable en “Érase una vez en América”) como la entrañable Cora Crawley, Michelle Dockery como la comentada Lady Mary, y en especial la impresionante Maggie Smith (“Una habitación con vistas”, “Gosford ParK”) como la Condesa viuda, el mejor y más cuidado personaje de la serie, afilado como un bisturí. En la servidumbre destaca por encima de todos el soberbio Jim Carter (impresionante voz) como Míster Carson, mayordomo y guardián de las tradiciones de Downton Abbey.


Destacan también las apariciones puntuales de actores consagrados en jugosos papeles, como Shirley MacLaine en el papel de abuela materna de los Crawley, dando contrapunto a Maggie Smith, nuestro admirado Ian Glenn (Sir Jorah de “Juego de Tronos”) como pretendiente de Lady Mary, el gran Paul Giamatti, y el solvente Mathew Goode (“The Good Wife”, “Match Point”).


La última temporada de Downton Abbey ha estado a la altura, con entretenidas tramas, excepto posiblemente la de la contienda del hospital, carente de cierto interés. Resulta impresionante la recuperación milagrosa de Robert Crawley de su úlcera sangrante (sin haber perdido un solo kilogramo de su oronda figura tras una gastrectomía de urgencia), así como que la mojigata Lady Edith haya encontrado por fin su media naranja, ya que estoy seguro que en el capítulo especial de Navidad sellen su amor en el happy end final.

Esperemos que nuevas series vayan rellenando los huecos que nos van dejado series inolvidables que nos acompañarán toda la vida.












Monday 19 October 2015

Series para y Series de

En uno de los múltiples comentarios que hice en las páginas especializadas en series me criticaron porque dije que Ray Donovan era una "serie para machotes", igual que "sons of anarchy" o "vikings". El ataque provenía de un mujer que no se sentía un marimacho y le habían encantado las primeras 4 temporadas de Sons of anachy.

My bad. Efectivamente en esta sociedad donde las generalizaciones son inevitables y a veces incluso necesarias, un error con un artículo puede ser fatal. Donde dije "serie para", debí decir "serie de", y ahí se habría terminado el entuerto.

Pero me ha venido a la cabeza una expresión: “series de mujeres”, utilizada por uno de los mayores expertos y blogueros (que no siempre globero) de series del país. Entiendo que puede haber alguna mujer que se sienta ofendida o discriminada porque crean que donde pone “de”, han querido decir “para”, relegando a las mujeres tal vez a un estrato de series ingenuas, edulcoradas y simples. Me parecería un error.


Creo que cuando se dice “series de mujeres”, en todo caso, se está ensalzando el papel de estas en una industria, la cinematográfica y por ende la televisiva, cargada de testosterona y dirigida mayormente a un público masculino. Me gusta pensar que como una gran parte de la sociedad, esta diferencia vergonzante, esta infamia sexista está cambiando y afortunadamente encontramos cada vez mas series donde el poder narrativo y el peso interpretativo se apoya en mujeres fuertes, independientes y reales, tan protagonistas de las series como de sus vidas.

Probablemente una de las pioneras fue "The good wife" (pasaré por alto que Alicia llegara al despacho y a ser asociada gracias a su relación con Will Garner), ya en su 7º temporada que parece querer enderezar el rumbo de una más que vulgar 6º temporada. Otras, como "Mad Men" muestran el machismo casi como un chiste para mostrarnos un abanico de personajes femeninos estupendos. Tambien podemos hablar de OITNB, girls o transparent.


Pero si hay una serie que puede merecer el apelativo de serie de mujeres (no solo para, que conste en acta) es “Masters of sex”, una serie que ha necesitado el revolcón de una aburrida y errática 2º temporada para poder generar una maravilla como ha sido la recién acabada 3ª temporada. Michelle Ashford escritora y creadora de la misma, sin duda es el gran referente para haberlo conseguido.

Ya dije que en "Masters of sex", el sexo era una excusa, algo secundario pero que generaba el ruido suficiente para acercarnos a la misma. Es una excusa porque habla de otras cosas. Primero de libertad, desde la sexualidad hacia la social, pudiendo hablar de problemas sexuales y homosexualidad sin tapujos. Probablemente esta serie hace un puñado de años habría sido apartada de las parrillas por pornográfica y amoral.

Pero la serie, más allá de narrar la vida y milagros del binomio Masters & Johnson, habiendo dado un importante salto en el tiempo, habla de amor: de amores platónicos, de amores no correspondidos, de amores imposibles y amores merecidos. Amor platónico como el del Dr. Masters por Johnson, que ve que se le escapa entre los dedos porque no es capaz de ofrecerle nada más que sexo y amargura. Amores no correspondidos como el de Libby por su marido y merecidos al verse arrojada a los brazos de otro hombre (que la trata como debe) ante el desprecio continuo de Dr. Masters. De amores imposibles como el de Virginia Johnson por Dan Logan -interpretado por Josh Charles- (ella expresa perfectamente su fracaso amoroso: casada con mi exmarido y amante de dos hombres casados)


















Y sí, es una serie de mujeres (mas allá de Michelle Ashford), donde sus actuaciones son realmente memorables. Papeles como el de  Lizzy Caplan y sobre todo el de Caitlin Fitzgerald  como esa impecable Libby, la abandonada esposa del Dr. Masters, magnifican la profesión, igual que el de Annaleigh Ashford (Betty) lesbiana, exprostituta y colaboradora del centro Masters & Johnson, guardiana de secretos y mentiras pero que toma una relevancia en esta última temporada que no había tenido antes.

Todas ellas se unen en una serie coral tan magníficamente creada inicialmente como desarrollada en la actualidad, que ha ido evolucionando con el paso de los capítulos dejando de lado un cierto aire de tragicomedia para convertirse en un drama de época del más alto nivel.


Una serie absolutamente genial, para derrumbar atavismos y complejos y redescubrir el amor a la vez que nuestro cuerpo. En definitiva una serie de todos y para todos.





Tuesday 13 October 2015

Jack the Ripper debería visitar a Kurt Sutter

Jack The Ripper debería buscar a Kurt Sutter y hacerle un trabajito fino. O en todo caso, ser detenido por el inspector Reid y tirar la llave de su celda para que nadie lo encuentre jamás y tenga la tentación de hacer otra serie. Porque la vergüenza patética que es “the bastard executioner” ha empañado mi visionado de los últimos capítulos de la trepidante y más que buena “Ripper Street” de la que acabo de ver la 3º temporada.

Empezando por la última, la que vale la pena de verdad, en la segunda mitad de 2012 se produjo un hecho sorprendente: BBC produjo y lanzó dos series, una en su canal US y otra en el canal 1 de UK, no solo con una temática similar sino con unas similitudes, ciertamente sorprendentes. Hablo, por supuesto de “Copper” y “Ripper Street”.

Aunque con diferente resultado ambas series tenían inquietantes coincidencias: trataban de la vida de una comisaría en barrios realmente marginales (Whitechapel y five point) donde hay un honesto policía que ha perdido a alguien de su familia y que se relaciona con un doctor/patólogo que forma parte de las aventuras. Y además hay una madame con un peso específico muy grande dentro de la trama general (Franka Potente en US y MyAnna Buring en UK). Además la estructura general es la misma: semanalmente se resuelve un caso sin dejar de lado la vida personal de los protagonistas que nos muestra generalmente una mísera y terrible existencia, muy parecida a la de los miembros de la comunidad.

Pero igual que Copper me pareció un desatino considerable, Ripper Street me parece una serie de muy alto nivel, lo que me hace pensar que no es tan importante lo que se cuenta sino cómo se hace. Y en este sentido la serie británica apaliza severamente a su prima americana. Probablemente el que Copper fuera cancelada tras su 2º temporada y Ripper Street esté grabando su 4º temporada (incorporando al genial David Threlfall, “shameless UK”) es un síntoma significativo más de ello.

Tomando como excusa de arranque los asesinatos de Jack the Ripper, va desgranando una serie de casos para profundizar en la vida de los protagonistas que van entrecruzándose como en un teatro de variedades en el barrio de Whitechapel. Sin embargo el interés de los casos, el desarrollo de las investigaciones y los cierres de cada capítulo son inmensamente más jugosas que las de “Copper” (http://breakingmen.blogspot.com.es/2013/11/una-de-polis-y-cacos-dificil-mejorar.html)

Tal vez una de las virtudes de la serie es la incorporación de muy buenos actores prácticamente desconocidos, encabezados por Matthew Macfadyen interpretando al Inspector jefe Edmund Reid (personaje histórico bastante bien retratado), un hombre atormentado por su vida personal e imbuido hasta la médula en su trabajo al servicio de un barrio que le zarandea siempre que puede.


Jerome Flynn, rescatado del anonimato como Bronn en GOT, es el brazo duro de la comisaría y va ganando en relevancia según pasan las temporadas, desde una mera comparsa a un peso pesado dentro del desarrollo global de la serie.

También hay que destacar que la calidad de la serie va aumentando según pasan las temporadas. La tercera que acabo de terminar es la más brillante de las tres, tal vez ayudado por el salto temporal de 4 años respecto a la temporada anterior. Si hay que reprocharle algo es el excesivo metraje: casi 70 minutos de serie se hace a veces un poco excesivo.

Una serie realmente interesante que te traslada a otro tiempo, porque la creíble y realista escenografía y ambientación te permite respirar el hedor y la miseria del Londres de finales del XIX


No quiero dedicar más que un párrafo a la mamarrachada que es “the bastard executioner”. Y aunque no esperaba demasiado a vista de los trailers y de ciertos comentarios sobre las razones más de marketing que de talento para esta nueva basura de FX., sí esperaba que del creador de “the shield” y de “sons of anarchy” saliera algo al menos digno.




Realmente la serie parece una mofa de las películas de época, con una irreal Kate Sagal (que solo su amor por Sutter le hace dilapidar su trayectoria en este bodrio) absolutamente patética y un resto de actores que parecen caricaturas de personajes. Ni el guion, ni la puesta en escena valen siquiera el coste de oportunidad de perderse cualquier otra bazofia televisiva






Thursday 1 October 2015

Ray Donovan consigue superarse

A "Ray Donovan" la englobo en lo que llamo “series para machotes”, es decir, series repletas de testosterona, acción, malos y buenos perfectamente definibles, tramas sencillas, fáciles y que proporcionan un entretenimiento rápido y cotidiano. Sedados por la acción y la adrenalina como con "sons of anarchy", "Banshee", "justified" o "vikings".

Aunque me cuesta darle segundas oportunidades a las series, con Ray Donovan he hecho una excepción, tal vez porque en el fondo quiero que me guste y en parte porque entra dentro de las series en las que no hay que devanarse el cerebro para conseguir un resultado mas o menos deseable. Dentro de estas también, por supuesto, las hay buenas y malas.

Le dí una segunda oportunidad, siendo consciente de que no se la merecía después del descalabro televisivo que fue su 2º temporada. Si releeis el post que hice, http://breakingmen.blogspot.com.es/2014/09/ni-moe-szyslak-salva-ray-donovan.html, me quejaba arduamente de la excesivamente ponderada relevancia de la familia del protagonista, de la falta de interés del papel de Jon Voight y sobre todo de que el personaje de Ray había dejado de ser interesante, porque en lugar de trabajar resolviendo los problemas de la gente, gancho de la serie, se dedicaba a atormentar a su familia, y de demostrar su incapacidad para solucionar en casa lo que cobra por solucionar fuera..





Pues bien, la mayoría de estos problemas se han resuelto espléndidamente, en la tercera temporada. En primer lugar el personaje de Jon Voight vuelve a tener un papel relevante, en una trama paralela pero con mucho más interés y donde puede dar rienda suelta a su egoísmo y depravación. Vuelve a enredar a sus hijos en una trama de prostitución que acaba endeudándoles con una mafia Armenia con consecuencias, como podréis imaginar, más que preocupantes. Vuelve a mostrar el perfil que le hizo merecer el Globo de oro por la primera temporada y deja muestras nuevamente de un talento enorme al servicio de un personaje tan sibilino y maquiavélico como su Micky Donovan.

Por otra parte, Ray ha dejado a su absurda familia en paz, muriéndose de aburrimiento y se dedica a lo que mejor sabe hacer, y por ende, su mujer y sus hijos, que capitalizaron gran parte de los focos en la 2º temporada, tienden a desaparecer como se merecen. Sin embargo no del todo, por desgracia ¿¿de verdad que no se dan cuenta que a nadie le importa un carajo los hijos de Ray, ni tan siquiera su mujer??? Sobre todo en la 2º parte de la temporada vuelven a mezclar a la hija en una relación tan truculenta como banal con su profesor de matemáticas, insustancial y a todas luces superflua. Yo entiendo que en este tipo de series hay que buscar un argumento lineal que humanice a los protagonistas, pero de verdad que en el caso de Ray Donovan, no dan para nada con la tecla.

Esta tercera temporada nos presenta a un Ray que debe vender su alma a la familia Finney a cambio de un gran favor para un miembro de su familia. Y desde ahí, Ray se ve arrastrado a formar parte de los negocios de la familia, aparentemente normales en el mundo del espectáculo (deporte y televisión), un mundo generalmente altamente relacionado con el hampa y los matones, pero que tiene un trasfondo donde la violencia, el chantaje y la extorsión, tiene mas peso las buenas maneras. Con el devenir de los capítulos, las relaciones se estrechan y el juego de lealtades y traiciones aflora.

















Por supuesto, ayuda muchísimo (¿¿o todo??) a mejor la temporada  la incorporación a la trama de nuevos personajes, como el magnífico Ian McShane (al que ya estoy deseando ver en GOT) como Andrew Finney. Yo tengo predilención por McShane desde Deadwood, claro, pero es ese tipo de actor que desde su minúsculo tamaño, se gigantiza en los planos cortos y en las interacciones con otros actores, reduciéndoles a meras comparsas. Ya sea como obispo, como magnate o como asesino, es una delicia verle trabajar y dejarte hipnotizar por esos ojos tenebrosos y esas medias sonrisas. Katie Holmes como Paige Finney, hija del anterior y aspirante a heredar su imperio, aparece en un papel muy alejado de la cándida y eterna novia de “Dawson crece”. Su papel de agresiva empresaria, no le valdrá un Emmy, pero desde luego no desentona en la serie.

Vuelve a aparecer Hank Azaria, tan estupendo como la temporada pasada, donde, insisto, fue con diferencia lo mejor. Aquí aparee apenas en capítulos pero es capazs de retorcer las voluntades de los protagonistas.

Vale la pena reconocer el esfuerzo en reconducir la serie a un entretenimiento con bastante calidad y una agilidad e interés que había perdido. Sobre todo destacables son los 2 últimos capítulos de la temporada, donde se aceleran las consecuencias de las acciones de los protagonistas y devuelve a Ray Donovan a un pozo oscuro de autoconmiseración preguntándose si merece algo mas que la violencia y el caos que va generando a cada paso que da.







Wednesday 16 September 2015

Bloodline: las sombras del pasado

Me resulta ciertamente sorprendente que no se haya incluido entre las nominaciones a los Emmy de este año esta serie dramática que retrata el impacto que supone para las familias de clase media acomodada la vuelta de un personaje del pasado que les devuelve a sus miserias y amenaza con arrebatarles su sueño de autocomplacencia. Un pequeño lujo con el que Netflix nos vuelve a sorprender.

Porque inicialmente el argumento no va más allá de eso: la vuelta de Danny Rayburn, hijo prodigo, que vuelve a su pueblo natal, allá por los cayos de Miami donde viven sus padres, regentando un hotel paradisíaco y sus hermanos, todos ellos acomodados, felices y apegados tanto a su forma de vida burguesa como a su apellido, orgullo y lastre para todos ellos. Sin embargo la visita temporal se convierte en definitiva y la vida de todos los miembros de la familia se ve trastocada en mayor o menor medida por este hermano díscolo que parece un corderito en busca de refugio pero que poco a poco descubre aviesas intenciones.



Bloodline es una sorprendente mezcla de intriga y drama familiar que sabe deslizarse a la perfección entre los sentimientos y los deseos de los personajes, retando al espectador a un juego de virtudes y afectos, empujándonos a adorar a la oveja negra de la familia aunque no queramos para luego pasar a ayudarnos a aborrecerle.

Mucho tienen que ver con el resultado los creadores, Todd A. Kessler y Glenn Kessler, los mismos que mantuvieron y encumbraron a "Damages", otro estupendo drama legal, y produjeron varias de las temporadas de Los soprano. La experiencia en las mismas les ha ayudado a crear una serie donde los personajes son mucho más complejos de lo que nos dejan ver delante de las cámaras. Como en Damages, van anticipando parte de la resolución final en cada capítulo. Algo que que en “how to get away with a murderer” es ridículamente predecible y naïve y que aquí se ensambla divinamente en los últimos dos capítulos

Pero mas si cabe, tiene que ver la estupenda actuación de sus dos protagonistas masculinos: Ben Mendelsohn como Danny Rayburn, el elemento disonante que vuelve al redil familiar aparentemente en busca de un descanso o de la paz que no consiguió en el pasado pero que esconde algo turbio y oscuro que se irá desentrañando con el paso de los capítulos.

Su contratapunto es Kyle Chandler, como John Rayburn, alguacil y cabeza de familia, que navega entre la rectitud de su cargo y del puesto que su familia le ha impuesto y su deseo de evitar que nada ni nadie trastoque el nivel de vida o el status que se ha ido ganando. A Chandler no le he visto en “Friday Night Lights” por la que ganó un Emmy y fue nominado a otro, pero al parecer su actuación es sobresaliente. Si ya me convenció en “el lobo de Wall Street” y en “Zero Dark Thirty”, en Bloodline, por la que vuelve a estar nominado al Emmy, está realmente fantástico en un papel que no encaja con esa imagen de chico bueno (tal vez el incluir un “Fuck” en una de cada dos frases ayuda)



















El resto del electo, no desmerece para nada, desde Sissy Spacy como madre del clan hasta Chloë Sevigny que ya tuvo unos papeles estupendos en  "AHS" y sobre todo en “Hit and Miss”, pasando por Linda Cardellini aquella vecina casada con el amigo medico de Don Draper que se trajinaba en "Mad Men" y que aquí es la hermana, mucho menos fuerte y mas ladina de lo que inicialmente aparenta.

La serie va mas alla de unos planos magnificamente realizados y de una fotografía clara y brillante, donde el escenario tiene tanto que ver como los personajes, tan limpio y luminoso como oscuro es el alma de sus moradores. La serie acaba narrando básicamente una historia cainita de venganzas y  egoísmo, donde los errores del pasado no se olvidan y vuelven machaconamente para no dejarte avanzar.

Bloodline, para mi regocijo, ha sido renovada por otra temporada, aunque al parecer está concebida para que sean cuatro. Nadie lo diría, porque perfectamente podría haber acabado en el último capítulo, donde se juntan todas las piezas del puzzle que a través de flashbacks se van desgranando en cada uno de los capítulos. Todo ello acompañado de la hipnótica voz en off de John Rayburn, tan llena de culpa, que parece nacer de lo más profundo de un corazón cobarde y atormentado.