Monday 29 December 2014

Atracones navideños

Igual que estas fiestas son proclives en atracones de cordero, langostinos congelados, sopas de pescado y aperitivos varios, para mí lo son también en el aspecto televisivo. Será que hay menos trabajo y más tiempo libre, o que es tiempo de finalización de series pendientes del inicio de un nuevo año, o por una mezcla de ambas, pero me he metido esta semana un festín pantagruélico de 3 series con diferente resultado. Y he pensado en desmenuzarlas un poco por si a vosotros también os apetece hincarle el diente estas navidades a algo diferente y apetitoso

Empezando por la ultima que he acabado, la minitemporada final de  6 capítulos de “The newsroom” me ha dejado tan frio como los pies en un paseo por la orilla del Pisuerga estos días. Siendo una serie que he defendido, que me parecía fresca y divertida sin perder la gravedad de los asuntos tratados, ha ido decayendo poco a poco potenciando la parte mas naife y socarrona en detrimento de la parte más profesional y seria. Se sigue percibiendo la mano de Sorkin, los diálogos ágiles e inteligentes, pero la profundidad de la historia y la relevancia de los acontecimiento han caído dramáticamente.



Igual que en otras ocasiones he criticado que se diera más relevancia al aspecto personal que al laboral en la serie, en esta tercera temporada, el aspecto profesional desaparece completamente, siendo no una serie de periodistas sino una serie de compañeros de trabajo que se enfangan en cómo sobrevivir a sí mismos. Ni siquiera Jeff Daniels, nuevamente estupendo en su papel, ayuda a mejorar la temporada, sobre todo porque no le permiten hacer lo que debería: interpretar a un periodista. El resto de actores giran en torno a los problemas de Atlantis Cable News para seguir a flote y de mantener cerrada la bragueta en el puesto de trabajo. 

No hay ni rastro de los problemas de la 1º temporada entre calidad informativa o audiencia, ni siquiera el dilema moral de si narrar o no una historia. Solo ha quedado de la serie el nombre del informativo y un gran puñado de buenos momentos de las temporadas anteriores que pueden sufrir la tendencia de ser olvidados por una más que despreciable última temporada.


¡¡¡Qué diferencia con “the honourable woman”!!!,  una miniserie estupenda, terrible y descorazonadora, que teniendo como excusa el conflicto Palestino-israeli, finalmente habla de la moral en mayúsculas, de la lealtad y de los secretos que pesan mucho más que las verdades. Y además son mucho más dañinos a largo plazo.






Es una historia de espionaje industrial y político, donde a raíz de una concesión de desarrollo I+D en Palestina se empiezan a descubrir antiguos juegos políticos y personales en el seno de la familia Stein, una poderosa familia Judía afincada en UK, donde una de sus mayores representantes, Nessa Stein, acaba de ser nombrada baronesa (ahí queda eso). Ella está interpretada magistralmente por Maggie Gyllenhaal, pero no se quedan, desde luego, a la zaga Andrew Buchan (al que ya vimos en “broadchurch” interpretando al padre de la criatura) como un estupendo y sanguíneo Ephra Stein, hemano y manipulador, y por supuesto Stephen Rea, como agente del MI6 que parece ir un paso por delante del resto y que dá más miedo por lo que calla que por lo que dice. Su lacónica mirada y esas muecas que parecen que duelen (no me atrevo a calificarlas de sonrisas) elevan a la serie un peldaño por encima

Los 8 episodios de la serie se te hacen muy llevaderos (sobre todo los dos primeros y dos últimos son alucinantes) aunque no te interesen para nada el juego de lealtades y traiciones políticas que se dan en oriente medio. Y a parte de las colosales interpretaciones, sabe mantener la tensión mezclando adecuadamente los flashback con el tiempo real hasta convertir el puzzle en un tablero de ajedrez donde nadie tiene nada que ganar.

Es un maravilloso  canto a la venganza y a la mentira. Y al miedo a ser descubierto en ella.

Y como había escuchado alguna buena crítica en otras páginas sobre “the driver”, también de la BBC, me metí de lleno en esta breve historia de un taxista aburrido y amargado interpretado por David Morrissey (¿¿no recuerda demasiado a la interpretación en “the 7:39”, otra buena miniserie de BBC??)



Por supuesto su vida monótona y rutinaria, se ve alterada con la presencia de un antiguo amigo que sale de prisión tras 6 años y acaba implicándole en una serie de actos delictivos junto a una banda mafiosa (con Colm Meaney a la cabeza) que necesitan un conductor silencioso y obediente. Y aquí entra la moralina de la serie, cuando los escrúpulos de un “simple man” se ven enfrentados a actos que su razón repudia.

La serie es entretenida sin más. Desafortunadamente, lo que empieza muy bien va mutando en una masa anodina hasta acabar en un serial televisivo cargado de falsa moral y buenas acciones.



FELIZ NAVIDAD Y NOS HABLAMOS EN 2015!!!!!


Friday 12 December 2014

MOMENTOS SERIÉFILOS DEL 2014

Contiene spoilers en su totalidad

El 2014 ha sido un estupendo año en el panorama seriéfilo que ha deparado momentos inolvidables que nos han puesto los pelos de punta, tanto en series ya conocidas y queridas, como en nuevas series que nos han impresionado y entusiasmado. Las series de televisión han alcanzado su época dorada, como lo hizo el cine en la década de los 40-50, y ha atrapado a los cinéfilos como nosotros, desilusionados ante la cartelera actual, que teníamos el único aliciente de descubrir y revisitar las maravillas de los clásicos del cine del siglo pasado. Hace un año, hablábamos del triste final de Dexter, la muerte de Brody y la apoteosis de Walter White en el final de nuestra añorada “Breaking Bad” como unas de las escenas más llamativas del 2013. Faltarán muchos, pero mis elegidos para este año son:

11. La boda del año (“Sherlock”): aunque para mi gusto, la tercera temporada de Sherlock no ha alcanzado las magistrales cotas de la segunda, ha mantenido el nivel sobresaliente, apostando por la relación entre los dos protagonistas como principal baza. El momento más desternillante ha sido el de la boda de Watson con el discurso como padrino de Sherlock


10. La muerte de un grande (“Boardwalk Emire”): Nucky Thompson nos ha acompañado a lo largo de cinco temporadas instalándose en nuestros corazones. Reconozco que las dos últimas no ha mantenido el nivel mayúsculo de las tres primeras (sobre todo esa tercera con el gran Gyp Rossetti a la cabeza), pero hay que alabar la apuesta por la calidad de esta monumental serie. El momento estelar de esta final season no podía ser otro que la muerte de su protagonista en el paseo marítimo de Altantic City.

9. Menage a trois en la Casa Blanca (“House of Cards”): no pensaba que me podría llegar a gustar una serie en la que todos los personajes son despreciables y mezquinos, y no soporto cuando Kevin Spacey habla a la cámara, pero la segunda temporada de esta magnífica serie ha sido brillante. Pensaba que el momento más impactante de la temporada era el “empujoncito” a Zoe en el metro, pero el trío sexual entre la pareja de protagonistas y su guardaespaldas lo superó con creces.

8. Más chutes no (“The Knick”): como ya comentamos en un post anterior, ha sido una de las sorpresas del año, y estoy impaciente acerca de los caminos que emprenderá la segunda temporada, aunque el que siga al frente Soderberg es una garantía. La espiral autodestructiva del impresionante Clive Owen culminó en el terrorífico plano final del antídoto contra sus problemas de drogodependencia.

7. La noche de Walpurgis (“Hannibal”): la segunda temporada de esta barroca serie para gourmets ha apostado a todo o nada y ha reventado la banca. Lo de Mads Mikkelsen y su Hannibal es impresionante, y su tour de force al final del último capítulo de la temporada nos dejó sin aliento. Esperaremos impacientemente su nueva temporada, en la que al parecer completarán la terrorífica historia narrada en “El dragón rojo”. Imprescindible.


6. Brody no vuelvas (“Homeland”): rectificar es de sabios, y en Homeland han tomado nota. Tras agotar hasta la extenuación la historia de Brody y su “admirada” primogénita Dana, la serie ha acertado al volver a contar lo que mejor sabe hacer y que nos tiene durante cada capítulo con el alma en vilo. Aunque la historia del trastorno bipolar de Carrie ya está un poco sobada, la historia del secuestro de Saul y el ataque a la embajada han devuelto a la serie al lugar que le corresponde. A pesar de todo la aparición por sorpresa de Brody en uno de los capítulos ha sido el momento más impactante, sobre todo para recordarnos que no le echamos de menos ni falta que hace.


5. El fin de Terminus (“Walking Dead”): la última mid season de la serie de AMC ha arrancado con unos episodios espectaculares, de los mejores hasta la fecha, aunque en para mi gusto la historia ha decaído un poco paulatinamente, supongo que para tomar carrerilla. El primer capítulo con el ataque a Terminus y la evasión de nuestros protagonistas fue insuperable.


4. El rey ha muerto (“Juego de Tronos”): manteniendo la calidad habitual en la majestuosa y ambiciosa serie de HBO, la cuarta temporada nos ha deparado momentos estelares, como la magnífica batalla en El Muro, y sobre todo los duelos entre Oberyn vs Sir Gregor y Brienne vs el Perro. Sin embargo me quedo con la deliciosa muerte del infame Joffrey Baratheon como lo mejor del año.

3. Estamos de luto (“The Good Wife”): la quinta temporada de la serie de abogados ha sido impresionante, con un ritmo narrativo y una realización insuperable. La muerte de uno de sus pilares principales, no ha debilitado la trama, y en su nueva temporada mantiene el sobresaliente, aunque los problemas de Cary Agos con la justicia creo que ya han dado todo lo que tenían que ofrecer.



2. Lester, ¿es esto lo que quieres? (“Fargo”): lo de hacer una serie titulada como una de las mejores muestras de cine negro de las últimas décadas no pintaba nada bien, pero para mi gusto ha sido la mejor y más sorprendente serie del año. Lo de Billy Bob Thorton como el asesino Lorne Malvo ha sido inigualable, y cualquiera de sus apariciones podría aparecer en este ranking, aunque me quedo con la escena del ascensor y su “Lester, is this what you want?”.

1. Seis minutos inolvidables (“True Detective”): hasta la aparición de Fargo era mi favorita del año. HBO apostó por esta dura historia en la línea de “Seven” que destaca por su factura técnica y calidad en la interpretación. Matthew Mcconaughey ganó su óscar más por su magistral interpretación del policía sureño, que por su rol de enfermo de VIH. El plano secuencia del cuarto episodio es para mí el mejor momento del año. Seis minutos arrolladores de precisión técnica al servicio de una historia impecable, que nos dejaron sin aliento. Esperemos que el 2015 nos haga disfrutar tanto o más que éste.


Monday 1 December 2014

Y a mi que me gusta Hell on Wheels...

Ahora que ha acabado la 4º temporada y que se ha anunciado la 5º y última  para el año que viene, es el momento de hablar de una de esas series que pasan un poco de puntillas entre la parrilla televisiva.

Y decir que “Hell on wheels” me gusta bastante sé que es un poco ir contracorriente, porque no es una serie de masas, tiene una audiencia bajísima y no tiene nominaciones a los Emmy. Además hay que pelearla bastante: primero porque las 2 primeras temporadas (donde se cuecen las renovaciones) no tienen el nivel de las posteriores y porque es una serie donde la suciedad, la crueldad y la rapiña salen casi siempre victoriosas. La salida de sus creadores a mitad de la serie y el estar en una cadena con monstruos como “The walking dead”, tampoco han ayudado demasiado. Aun así AMC ha confiado en ella hasta el final.




Y a mí me tiene enganchado, más si cabe esta última temporada, un temporadón con dos momentos más que relevante para los seguidores de la serie, coincidiendo con la salida de dos de los protagonistas. Tras cuatro temporadas, con personajes más que cuajados, incorporaciones estupendas y guiones cada vez menos anárquicos y más trabajados, da la sensación de un salto de calidad infinito.

Para quien lo desconozca, la serie toma como excusa la trepidante obra de ingeniería en pos de unificar la primera línea férrea del país que se mantuvo en los recién creados EEUU entre la Unión Pacific y la Central Pacific. Sin embargo y lamentablemente el argumento de la serie flojea un poco dándose la libertad de convertir algo que fue un trabajo casi conjunto de unificación en una lucha por llegar al Pacífico.


















Paradójicamente, las primeras dos temporadas eran mucho más fieles a la realidad, mostrando a Thomas C. Durant, un antiguo sureño enriquecido con la esclavitud y el algodón, como empresario manipulador y sin corazón que emprende la carrera a través de EEUU con la UP, más para beneficiarse a través de contratos privados con su empresa fantasma Credit mobilier que para abrir el oeste a la supuesta civilización del este. Estos hechos son completamente verídicos, pero tal vez las dos temporadas flojeaban precisamente en desmenuzar esta historia de estafas y beneficios sin mucho tirón. En la serie a Durant lo interpreta decentemente Colm Meaney, actor irlandés que hemos visto de secundario en cientos de películas.


Quien viera el final de la 2º temporada, con la muerte o desaparición de varios de los protagonistas, imaginaría con razón que la serie no sería renovada. Y aun así lo fue. No solo eso, sino que mejoró en casi todos los sentidos, tal vez por una desconocida contención de su protagonista, el casi desconocido y otrora hierático Anson Mount como Cullen Bohannon, antiguo militar sureño, esclavista, buscavidas y vengador. Su actuación en la 4º temporada, salvando mis reticencias ha mejorado sustancialmente.



También detrás de la mejoría general está apertura de nuevas tramas, como la del conflicto con las comunidades mormonas de Utah o la creación y perversión de la ciudad de Cheyenne, centro neurálgico de la última temporada. Ahí entra en juego el personaje de Jake Weber como John Allen Campbell, primer gobernador de Wyoming, que da mucho empaque y credibilidad a la serie a falta de auténticos buenos villanos, una vez “el sueco” (Christopher Heyerdahl, True Blood)  pasa a un segundo plano.

A todo ello se le une una fotografía realmente estupenda, y una atractiva puesta en escena que nos permite vislumbrar lo que fue una época concreta de la historia de EEUU, repleta de dureza, ambición e injusticia, con la abolición de la esclavitud recién estrenada y los problemas entre el norte y sur del país aun floreciendo a cada paso.  Solo por eso, valdría la pena ver la serie.

He leído a algunos que dicen que está bien pero no es “Deadwood”.  Pero sinceramente ¿Cuántas series sois capaces de enumerar que se puedan comparar con ella? A mí me salen apenas un puñado.